La historia de esta niña es sorprendente en todos los sentidos. Iris es autista...¡ya lo sé, no lo parecía! y con ello tiene dificultades a la hora de relacionarse...excepto con su gata Thula, claro. Y es que resulta que desde la hora en que sus padres le dieron la compañía de la gata, se creó un vínculo tan especial que hizo que la chica mejorara en muchísimos ámbitos de su vida diaria... uno de ellos, por ejemplo, es que ahora ambos de bañan juntos.
Pero de lo que venimos a hablar es de sus espectaculares cuadros, que a mí me transmiten una tranquilidad y una paz inigualables. Dadme vuestra opinión:
En definitiva, tanto la historia de esta niña como sus propios cuadros, transmiten una historia enternecedora que llegaría al corazón de cualquier persona.
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